Para mi cliente, Grillao es su proyecto más personal después de una larguísima trayectoria creando espacios de hostelería con mucha personalidad e identidad propias.
Un lugar súper bonito, muy acogedor, cálido, perfecto para reunirse alrededor del fuego. Los materiales y los tonos son muy naturales, neutros, hierro y madera fundamentalmente.
Por un lado teníamos el logo y el nombre, como ellos mismos explican: “Hace años, el jefe le pedía a sus empleados que chequearan las facturas y si eran correctas, pintaran un monigote. Este monigote es hoy la imagen de nuestro restaurante y representa años de experiencia aprendiendo a hacer las cosas bien.”.
Por otro lado, su emblema, el fuego. “En Grillao, las cosas pasan delante de tus ojos. El fuego es el nexo en todos los platos porque la brasa potencia el sabor de las cosas buenas. Y porque da calor, invita a juntarse entre amigos, es pasión, hipnotiza. Y todo esto delante de nuestros ojos. La parrilla, las brasas”.
A todo esto había que darle un aire de chaladura, de grillao… grillao majo, divertido, informal y espontáneo, que todo junto me llevó a asimetrías, cortes inesperados, cuerdas colgando y mangas remangadas.
Elementos gráficos como las cintas en el hombro, los hollaos de latón y el mosquetón de hierro, que se complementan con los aspectos más conceptuales como el calor y las reuniones familiares en torno al fuego.
Está confeccionada en un taller local, con una sarga de verano muy fresquita, de poliéster reciclado y algodón orgánico.
Como resultado, una chaqueta con un corte impecable que refleja la esencia y la identidad de un lugar muy especial.